Extraer leche materna es el acto de sacar la leche del pecho, ya sea a mano o con un extractor manual o eléctrico. Es posible que desees extraerte leche si:
- sientes tus pechos incómodamente llenos
- has de pasar un tiempo lejos de tu bebé y te gustaría que otra persona le diera tu leche materna
- tienes previsto volver a trabajar
- tu bebé no se está alimentando bien (por ejemplo, si nació con labio leporino o paladar hendido)
- tu bebé es prematuro y necesitas estimular el suministro de leche para cuando esté listo para amamantar
Existen diferentes formas de extaer la leche materna. Se puede extraer con la mano formando una C con los dedos pulgar e índice y presionando los pechos de manera suave y rítmica. El truco de esta técnica se centra en presionar los conductos de la leche que hay detrás del pezón. Si aprietas solo el pezón, no saldrá leche y es muy probable que te duela. Muchas madres usan un sacaleches para extraerse la leche materna. Dispones de extractores manuales y eléctricos, tanto individuales como dobles.
Una vez que tengas tu extractor preparado y a punto, lo mejor es que te sientes mientras te sacas la leche. A veces resulta útil mirar una foto del bebé, ya que esto favorece la liberación de una hormona especial que hace que tu cuerpo produzca leche materna (¿no es inteligente?). También es importante beber (agua, principalmente) para mantenerte hidratada durante una sesión de extracción.
La leche materna recién extraída se conserva hasta 6 horas sin refrigeración. La leche materna se puede almacenar en un refrigerador a una temperatura de 5 a 10 grados durante 3 días y en una nevera de 0 a 4 grados hasta 8 días. En un congelador a -18 grados o menos se conserva un máximo de 6 meses.
Cuando guardes la leche en la nevera, colócala en la parte más fría, que generalmente corresponde a la zona posterior. No la guardes en la puerta, ya que es la parte más caliente del refrigerador y puede favorecer el crecimiento de bacterias.
Puedes alimentar a tu bebé con la leche materna sacada directamente de la nevera, o bien calentarla colocando el recipiente en agua tibia para que tome temperatura lentamente. Ten cuidado de no calentarla demasiado y controla siempre la temperatura antes de alimentar al bebé.
Algunas madres se extraen un poco de calostro (la primera leche, rica en carbohidratos, proteínas y anticuerpos) durante el último trimestre del embarazo y lo congelan, ante la posibilidad de que sus bebés tengan problemas de alimentación al nacer.
Si extraes calostro poco después del parto, puedes guardarlo a temperaturas de hasta 32ºC durante 12 horas para un bebé a término. Durante los primeros días obtendrás cantidades muy pequeñas, que cabrían en una cucharilla. Aproximadamente entre 3 y 5 días después del nacimiento del bebé, tus pechos comenzarán a producir “leche madura” y el volumen de leche producido aumentará.
Si el bebé no puede mamar de tu pecho, es importante que comiences a sacarte leche tan pronto como sea posible, y que lo hagas con la misma frecuencia con la que el bebé se alimentaría: unas 8-12 veces cada 24 horas durante los primeros días.
¿Problemas con la extracción?
La extracción de leche es una habilidad que se aprende, así que no te desanimes si parece que al principio no sale mucha leche.
Los extractores funcionan generando y liberando fuerza de succión para extraer la leche del pecho. Es conveniente que te prepares un poco de antemano.
El estrés y una temperatura corporal baja pueden hacer que la extracción resulte menos productiva, por lo que puedes probar a usar compresas tibias, masajear los pechos o practicar técnicas de relajación. También ayuda mirar una fotografía del bebé, u oler una pieza de su ropa usada recientemente. Después de la toma de la mañana es un buen momento para sacarse leche, ya que a menudo el suministro es abundante en ese momento. Por supuesto, puedes extraerte cuando y con la frecuencia que necesites. También puedes sacarte leche de un pecho mientras tu bebé está tomando del otro.