Es habitual que, alrededor de los 4 meses, los bebés comiencen a dormir menos por la noche. Existen muy buenas razones para ello, pero ninguna de las cuales supone que debas cuestionar tu suministro de leche ni pensar en introducir alimentos sólidos en un intento por hacer que el bebé duerma más tiempo o durante toda la noche.
Tu leche materna es todo lo que el bebé necesita durante sus primeros 6 meses de vida y, si se alimenta a demanda, debería tener suficiente leche materna para satisfacer sus necesidades. Recuerda que la lactancia materna conecta la oferta y la demanda de ambos, de modo que, cuando el bebé se alimenta a demanda y no de manera pautada, le indica a tu cuerpo la cantidad de leche que necesita en cada etapa, y que tu cuerpo responde volviendo a producir lo que se extrae.
Con 4 meses, es probable que tu bebé esté más activo durante el día, algo que le hará consumir más calorías y energía, y sentirse más cansado. Debido a esto, el bebé será incapaz de permanecer despierto como lo hacía antes y tanta actividad agotará la energía de su comida con más rapidez. En consecuencia, se sentirá más hambriento antes de la última toma diurna, se despertará más pronto por la noche y dormirá menos, ya que hará una o más tomas nocturnas adicionales.
Cuanto más despierto esté el bebé, más reacio será a las siestas diurnas y esto, combinado con los despertares nocturnos, hará que se sienta más cansado mientras se acaba de regular. Es posible que se distraiga más cuando esté al pecho, de manera que sentarte en silencio en una habitación oscura y tranquila puede ser de ayuda para amamantar, ¡incluso durante el día! De esta forma, el bebé podrá concentrarse mejor en la alimentación sin distracciones.
Pueden pasar hasta 6-7 meses antes de que el patrón de vigilia y sueño del bebé se reestablezca nuevamente. Puesto que cada bebé es diferente, este período de ajuste puede ser un poco más largo o acortarse. Lo que a nosotros nos llevaría muy poco, al bebé le cuesta mucho más, así que dale tiempo para que crezca y se adapte a medida que avanza esta fase de su desarrollo.
La dentición de los bebés generalmente se inicia a partir de los 4 meses, si bien algunos bebés comienzan ya a partir de los 3 meses. Es probable que la dentición provoque el malhumor del bebé y que busque consuelo con la succión, ya que ayuda a aliviar el dolor y la incomodidad que pueda sentir. La dentición es uno de esos temas que espantan a las madres que amamantan, pero no tiene por qué significar el fin de la lactancia. Dale al bebé un mordedor frío antes de amamantar, ya que así es menos probable que intente obtener alivio cuando se agarre al pecho, lo que te puede causar dolor. Si el bebé te muerde, no pienses que se debe a que hay algún problema con la leche o que ya no quiere amamantar. La erupción de la dentición es molesta, incluso en los meses previos a que algún diente se haga visible a través de sus encías, y tu bebé solo está tratando de obtener alivio.
Tu bebé también parece querer llevárselo todo a la boca, puesto que ya ha aprendido a ponerse la mano en la boca y quiere practicar su nueva habilidad, ¡con todo lo que encuentra! Asegúrate simplemente de que el bebé esté en un entorno seguro y que cualquier artículo frágil o peligroso quede fuera del alcance del bebé.
Llegados a este momento, es posible que te presionen para que el bebé comience a tomar alimentos sólidos. Sin embargo, las principales organizaciones médicas y profesionales de la salud aconsejan esperar hasta al menos los 6 meses de edad para que el sistema digestivo del bebé tenga tiempo suficiente de madurar. La leche materna sigue siendo el mejor y más completo alimento para tu bebé, con todos los nutrientes, vitaminas y anticuerpos que necesita en cada momento.
El crecimiento del bebé representa una etapa emocionante a la par que difícil para los padres, debido a los nuevos desafíos que surgen, como nuevos patrones de sueño, la dentición o nuevas capacidades de movimiento de la mano hacia la boca. Como cualquier fase, pasará, y pronto el bebé tendrá nuevos hitos que alcanzar, por lo que, a pesar de todo, trata de comprenderlo y abrázalo incluso en los momentos difíciles.
Continúa con la lactancia. ¡Tu familia y tus amigos te pueden ayuden con todo menos con dar el pecho! Si es posible, cambia tu patrón de sueño y ajústalo al del bebé, y ten siempre presente que tu bebé se está desarrollando perfectamente y a su ritmo, y todo gracias a ti.