Hoy vamos a hablar de la importancia del ácido fólico durante el embarazo. El ácido fólico, o vitamina B9, es una vitamina B que contribuye a la producción y mantenimiento de células nuevas en nuestro organismo, y es fundamental para el desarrollo del ADN. El ácido fólico actúa en conjunto con las vitaminas C y B12, que ayudan a la formación de la proteína hemo, responsable del hierro, y contribuyen de esta forma a prevenir la anemia. La vitamina B9, como todas las vitaminas del grupo B, son primordiales para el correcto funcionamiento del sistema nervioso y el cerebro.
No obstante, la principal función del ácido fólico durante el embarazo es la de proteger al feto, concretamente contribuir a la correcta formación del cerebro y médula espinal, conocido como tubo neural, que se forma en el primer mes de embarazo. Además, tener un correcto nivel de ácido fólico ayuda a evitar otros defectos graves de nacimiento, y también abortos prematuros.
Por este motivo, es importante que la mujer tenga los correctos niveles de ácido fólico antes del embarazo o durante las primeras semanas de éste.
¿De dónde podemos obtener el ácido fólico o vitamina B9?
El ácido fólico, o folato, se encuentra en numerosos alimentos que deben incluirse en una dieta sana y equilibrada. Los alimentos ricos en ácido fólico son:
- Verduras, principalmente de hoja verde. Espinacas, berros, lechuga, brócoli, alcachofa, coliflor, etc. son una buena fuente de folato.
- Cereales integrales, principalmente la avena, el arroz, la quinoa, el trigo sarraceno o el amaranto.
- Frutas como el aguacate, la papaya, el pomelo, la naranja o el plátano.
- Semillas y frutos secos son igualmente una fuente de ácido fólico, entre otros nutrientes también esenciales para el embarazo, como son los ácidos grasos.
Además de incluir alimentos ricos en ácido fólico en nuestra dieta, se suele recomendar tomar un suplemento para garantizarnos llegar a los niveles recomendados de ingesta de esta vitamina, especialmente si se planea un embarazo. La ventaja de los suplementos de ácido fólico es que, a diferencia de lo que ocurre con los alimentos ricos en esta vitamina, el organismo absorbe el 100% de la cantidad de ácido fólico cuando lo tomamos en forma de suplemento. Esto se debe a que, los alimentos pierden ácido fólico con la cocción y otros procesos, cosa que no ocurre en el caso de los suplementos. Puede variar en función de las necesidades individuales de cada mujer, pero por lo general se suele recomendar la ingesta de 400/500 microgramos de ácido fólico al día, siempre como complemento de una dieta saludable y equilibrada.
Si te preguntas cuándo debes tomar el suplemento de ácido fólico, se recomienda ingerirlo en ayunas, para que su absorción por el organismo sea mayor.
¿Cómo detectar un déficit de ácido fólico?
La forma más segura de saber si tienes el ácido fólico bajo es mediante un análisis de sangre. No obstante, hay una serie de síntomas que pueden alertarte para que te plantees si necesitas un suplemento de esta vitamina. Los principales son:
- Dolores de cabeza y mareos
- Palidez extrema en la piel
- Náuseas, vómitos y diarreas
- Falta de concentración y pérdida de memoria
- Sensación permanente de cansancio y tensión muy baja
- Irritación y dolores corporales
El déficit de ácido fólico puede aparecer como consecuencia de un consumo excesivo de alcohol, cocer demasiado las verduras (lo que elimina sus vitaminas), tener una dieta poco saludable, ser celíaco, puesto que la celiaquía impide su asimilación por parte del organismo, entre otras causas. No importa cuál haya sido el origen, lo importante es detectar el déficit a tiempo y remediarlo.
En resumen, el ácido fólico es una vitamina fundamental para nuestro organismo, tanto si pensamos tener un embarazo como si no. Además de ayudar a prevenir otros problemas de salud en los que no hemos entrado, es fundamental para el correcto funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso, y para la producción de glóbulos rojos en nuestro organismo.